jueves, 8 de abril de 2010

MIGUEL HERNÁNDEZ.VERSOS PARA CANTAR

POR JOAN MANUEL SERRAT.
No toda la poesía vale para ser cantada. Cierto que a todo se le puede poner música y que todo puede ser cantado, desde la guía telefónica hasta el manual de instrucciones de un lavavajillas, pero es dudoso que textos de este calado ancancen a conmover a un auditorio como se espera de una buena canción. Por lo general y salvo excepciones, una buena letra de canción tiene una estructura, un tirmo, una rima, un murmullo que mece y la transporta mansamente hasta el oído, donde un argumentario manejado con sensibilidad se encargará de acercarla al corazón. Luego está la música, pero eso ya es otro cantar.
NO TODA LA POEDÍA VALE PARA SER CANTADA, ni todos los potas sirven para escribir canciones. POESÍA ESCRITA PARA SER CANTADA. Titular un libro como "Cancionero y romancero de ausencias" indica claramente que concebía esos versos como algo coral, musical y compartido.
Buena parte de sus obras de teatro incluyen pasajes explícitamente escritos como canciones en los que, junto a otras acotaciones, se indican los instrumentos que debían acompañarlos y donde coros como los de vendimiadoras y vendimiadores de "El labrador de más aire" recuerdan a los que suelen gastarse en las zarzuelas.
Otro ejemplo son las conocidas "Nanas de la cebolla", escritas como seguidillas y que envía a su mujer diciéndole..."Ahí te mando coplillas..."

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